PRINCIPIOS DIVINOS ACERCA DEL PERDÓN
Primero.- El perdón es el resultado del amor.
La Biblia nos enseña que Dios nos
ama con amor eterno, y como consecuencia de ese amor nos da su perdón. Génesis
18:23 al 26, dice: Y se acercó Abraham y
dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? Quizá haya cincuenta justos
dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a
los cincuenta justos que estén dentro de él? Lejos de ti el hacer tal, que
hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío;
nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? Entonces
respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad,
perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.
También en Isaías 43:25, Dios
dice: Yo,
yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de
tus pecados.
Así mismo, en el libro del
profeta Jeremías, capítulo 31, versículo 3, dice: Jehová se manifestó a mí
hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te
prolongué mi misericordia.
Finalmente, en el Evangelio de
Juan, capítulo 3, versículo 16, dice: Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Segundo.- El perdón es un acto de misericordia y bondad.
A causa del pecado, el sr humano
cae bajo maldición; por tanto, necesita ser perdonado para ser libre de las
consecuencias negativas del pecado y la iniquidad en su vida. El Salmo 103:8 al
14, Expresa la misericordia y la bondad de Dios al perdonarnos
En Éxodo 34:6 y 7, la Biblia
dice. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: !Jehová! !Jehová! fuerte,
misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;
que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el
pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la
iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta
la tercera y cuarta generación.
En el Evangelio de Mateo 9:13,
Jesús dice: Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no
sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al
arrepentimiento.
Tercero.- El perdón es gratuito.
Ya que el perdón es indispensable
para que una persona tenga la oportunidad de ser restaurado, éste no debe de
negarse.
En Isaías 55:6 y 7, Dios dice: Buscad
a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje
el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová,
el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en
perdonar.
También en el libro de Oseas 11:7
y 8, dice. Entre tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me
llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer. ¿Cómo podré
abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como
Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama
toda mi compasión.
Efesios 2:4 al 9, el apóstol
Pablo, escribe: Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos
amó,aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo
sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos
venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros
en Cristo Jesús. Porque por gracia
sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no
por obras, para que nadie se gloríe.
CONDICIONES PARA EL PERDÓN
Las condiciones requeridas para
el perdón son: (1) el reconocimiento, (2) la confesión y (3) el
arrepentimiento.
Toda persona, antes de ser
perdonada, primeramente debe de ser consciente de que ha cometido una falta,
sentirse mal por lo que hizo y reconocer que necesita el perdón. Luego, estando
consciente de su condición, debe confesar su falta aceptando su responsabilidad
en el hecho y estando decidido a corregir su conducta futura. Finalmente, debe
de emprender acciones concretas que correspondan a su arrepentimiento. El Salmo
32:2 al 5, expresa la bendición tan grande que hay al alcanzar el perdón
También Jeremías 31:18 y 19,
dice: Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui
castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres
Jehová mi Dios. Porque después que me aparté tuve arrepentimiento, y después
que reconocí mi falta, herí mi muslo; me avergoncé y me confundí, porque llevé
la afrenta de mi juventud. ¿No es
Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño en quien me deleito? pues desde que
hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se
conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová.
CONSECUENCIAS DEL PERDÓN
Las consecuencias del perdón
sobre una persona son: (1) liberación, (2) sanidad y (3) restauración.
Toda persona que ha pecado tiene
una deuda delante de Dios como consecuencia de su pecado. La Biblia enseña que
el pecado es infracción de la ley divina 1Juan 3:4, dice. Todo
aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción
de la ley.
Por lo tanto, la misma ley divina
establece la pena para el pecador. De tal manera que, toda persona que ha
cometido pecado tendrá que pagar por ello, a menos que el pecado le sea
perdonado. Una vez que una persona ha sido perdonada entra en un proceso
progresivo de restauración, el cual comienza al ser (1) liberada de su deuda,
(2) sanada del mal que le sobrevino por su pecado, (3) rescatada de su prisión
espiritual, (4) alcanzada por el favor de Dios y, (5) le son restaurados sus
derechos espirituales a la bendición. El Salmo 103, versículo 3 al 5,
CUANDO SE NIEGA EL PERDÓN
Una persona niega el perdón como
resultado de su falta de amor.
La principal consecuencia en una
persona que no ha sido perdonada es que mantiene una deuda y, por lo tanto,
tarde o temprano, tendrá que pagar la pena que corresponda a su delito; en cuyo
caso, la persona, sigue siendo deudora y está atada a su culpa. Esta es la
causa por la cual Dios, por amor, nos perdona nuestros pecados y nos enseña la
necesidad que tenemos de perdonar a los que tienen deuda con nosotros. La
Biblia en Mateo 18:21 y 22, dice: Entonces se le acercó Pedro y le dijo:
Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Cuando una persona endurece su
corazón para perdonar a quien le ha ofendido, su actitud le es considerado
pecado; por lo cual, le será aplicada la ley divina de reciprocidad que
establece que con la misma medida con que hemos medido a otros, también Dios
nos medirá a nosotros; en cuyo caso, tal persona tampoco podrá ser perdonada.
En Mateo 6:14 y 15, Jesús dice: Porque si perdonáis a los hombres sus
ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no
perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará
vuestras ofensas.
Jesús, en la parábola de Mateo
18:23 al 35, nos habla de este principio divino, diciendo: Por
lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas
con sus siervos.Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le
debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle,
y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.
Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia
conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a
misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.
Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de
sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba,
diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus
pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él
no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.
Viendo sus consiervos lo que pasaba, se
entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había
pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella
deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia
de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado,
le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.