sábado, 6 de julio de 2013

PRINCIPIOS DIVINOS ACERCA DEL PERDÓN



PRINCIPIOS DIVINOS ACERCA DEL PERDÓN          

Primero.- El perdón es el resultado del amor.
La Biblia nos enseña que Dios nos ama con amor eterno, y como consecuencia de ese amor nos da su perdón. Génesis 18:23 al 26, dice: Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.

También en Isaías 43:25, Dios dice:      Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.

Así mismo, en el libro del profeta Jeremías, capítulo 31, versículo 3, dice:     Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

Finalmente, en el Evangelio de Juan, capítulo 3, versículo 16, dice:     Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Segundo.- El perdón es un acto de misericordia y bondad.
A causa del pecado, el sr humano cae bajo maldición; por tanto, necesita ser perdonado para ser libre de las consecuencias negativas del pecado y la iniquidad en su vida. El Salmo 103:8 al 14, Expresa la misericordia y la bondad de Dios al perdonarnos

En Éxodo 34:6 y 7, la Biblia dice.     Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: !Jehová! !Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.

En el Evangelio de Mateo 9:13, Jesús dice:     Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

Tercero.- El perdón es gratuito.
Ya que el perdón es indispensable para que una persona tenga la oportunidad de ser restaurado, éste no debe de negarse.

En Isaías 55:6 y 7, Dios dice:     Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

También en el libro de Oseas 11:7 y 8, dice.     Entre tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer. ¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.

Efesios 2:4 al 9, el apóstol Pablo, escribe:     Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.    Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

CONDICIONES PARA EL PERDÓN     
Las condiciones requeridas para el perdón son: (1) el reconocimiento, (2) la confesión y (3) el arrepentimiento.

Toda persona, antes de ser perdonada, primeramente debe de ser consciente de que ha cometido una falta, sentirse mal por lo que hizo y reconocer que necesita el perdón. Luego, estando consciente de su condición, debe confesar su falta aceptando su responsabilidad en el hecho y estando decidido a corregir su conducta futura. Finalmente, debe de emprender acciones concretas que correspondan a su arrepentimiento. El Salmo 32:2 al 5, expresa la bendición tan grande que hay al alcanzar el perdón

También Jeremías 31:18 y 19, dice:     Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba: Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme, y seré convertido, porque tú eres Jehová mi Dios. Porque después que me aparté tuve arrepentimiento, y después que reconocí mi falta, herí mi muslo; me avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud.     ¿No es Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño en quien me deleito? pues desde que hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová.

CONSECUENCIAS DEL PERDÓN        
Las consecuencias del perdón sobre una persona son: (1) liberación, (2) sanidad y (3) restauración.
Toda persona que ha pecado tiene una deuda delante de Dios como consecuencia de su pecado. La Biblia enseña que el pecado es infracción de la ley divina 1Juan 3:4, dice.     Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.

Por lo tanto, la misma ley divina establece la pena para el pecador. De tal manera que, toda persona que ha cometido pecado tendrá que pagar por ello, a menos que el pecado le sea perdonado. Una vez que una persona ha sido perdonada entra en un proceso progresivo de restauración, el cual comienza al ser (1) liberada de su deuda, (2) sanada del mal que le sobrevino por su pecado, (3) rescatada de su prisión espiritual, (4) alcanzada por el favor de Dios y, (5) le son restaurados sus derechos espirituales a la bendición. El Salmo 103, versículo 3 al 5,

CUANDO SE NIEGA EL PERDÓN       
Una persona niega el perdón como resultado de su falta de amor.
La principal consecuencia en una persona que no ha sido perdonada es que mantiene una deuda y, por lo tanto, tarde o temprano, tendrá que pagar la pena que corresponda a su delito; en cuyo caso, la persona, sigue siendo deudora y está atada a su culpa. Esta es la causa por la cual Dios, por amor, nos perdona nuestros pecados y nos enseña la necesidad que tenemos de perdonar a los que tienen deuda con nosotros. La Biblia en Mateo 18:21 y 22, dice:    Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Cuando una persona endurece su corazón para perdonar a quien le ha ofendido, su actitud le es considerado pecado; por lo cual, le será aplicada la ley divina de reciprocidad que establece que con la misma medida con que hemos medido a otros, también Dios nos medirá a nosotros; en cuyo caso, tal persona tampoco podrá ser perdonada. En Mateo 6:14 y 15, Jesús dice:     Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Jesús, en la parábola de Mateo 18:23 al 35, nos habla de este principio divino, diciendo:    Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.

    Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.

    Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.

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