jueves, 28 de junio de 2012

ADVERTENCIACONTRA LOS FALSOS MAESTROS


ADVERTENCIA CONTRA LOS FALSOS MAESTROS
TEXTO: 2 PEDRO 2
INTRODUCCION: Conozco pastores, que fueron amigos míos, con los cuales teníamos KOINONÍA, y junto con ellos compartíamos las penas del ministerio, y los pequeños triunfos y también el deseo de ver iglesias grandes y prosperadas por el Señor. Junto con ellos nos dábamos consejos, nos compartíamos resultados y estrategias, hasta que de pronto, en el afán de tener la iglesia más grande, en alcanzar las riquezas y el poder ir a las naciones, se olvidaron de la esencia del evangelio de Jesucristo.
Se olvidaron de que los medios establecidos por Dios para el sostenimiento de la iglesia fueron los diezmos, las ofrendas y las semillas voluntarias, la Palabra de Dios es clara en 2 Corintios 9:7 “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.”
Esta es la clave de los aportes financieros a la iglesia de Jesucristo y sobretodo en el Nuevo Testamento, yo firmemente creo que es un deber de los hermanos diezmar y ofrendar, pero no creo que sea una obligación. Esa obligación existía para el Antiguo Testamento, pero los cristianos de un lado rechazamos la obligatoriedad del cumplimiento estricto de la ley porque vivimos bajo la gracia, pero por el otro lado en lo que nos conviene queremos sujetar a los hermanos con normas que no aplican para este tiempo.
“Cada uno de cómo propuso en su corazón” Esto verdaderamente significa que es un deber y no una obligación. Un deber porque hay que sostener la iglesia, se pagan arriendos, servicios públicos, nóminas, y se invierte en obra social a favor de todos, por eso es necesario que en cada creyente exista el deseo de apoyar la obra y que el pastor que es responsable de los pagos tenga el remanente necesario para hacerlo. Cuando ese deber es influenciado por los líderes o por el pastor mismo, entonces se pierde el carácter de “propuesta” en el corazón y aunque no parezca se convierte en una obligación y así se pierde de vista el propósito de Dios. Dios no va a sugestionar a nadie ni a sacarle a alguien que no tiene carga por la iglesia el dinero de su bolsillo, por eso cuando en la iglesia hace falta recursos, entonces oramos a Dios paraqué el sea poniendo en el corazón de cada uno bendecir la obra de Dios de acuerdo a como el Señor los ha prosperado.
“No con tristeza ni por necesidad” La tristeza y la necesidad se suceden cuando se obliga o se generan falsas expectativas en los hermanos anunciando profecías falsas, mentirosas con el cuento de que “Dios me dijo” o “así dice el Señor” conozco a gente que hoy anda en el mundo y nada quieren saber de Dios por causa de las profetadas; gente que perdió sus hogares, y si uno le pregunta a los falsos maestros quien se equivocó seguramente dirán “es que al hermano le falto fe” o “está en trato de Dios” o “está en pecado”.
“Dios ama al dador alegre” Dios valora lo que hay en el corazón del hombre, Dios conoce que tanto le va a alcanzar el sueldo y en que lo va a gastar, por lo cual uno debe presupuestar y determinar efectivamente cuales son las prioridades de la familia, para poder ejecutar un plan de inversión, ahí se verá la mano de Dios bendiciendo, prosperando y haciendo que nada le falte a quien actúa organizadamente, pero a una persona irresponsable que se gasta lo del mercado en licor o en parranda, así diezme, nada le garantiza que le va a ir bien, por eso tenemos que ser coherentes en nuestra forma de vivir, es como el que se endeuda para pagar cuotas mensuales superiores a lo que puede pagar, luego quedará en vergüenza, porque es desordenado.

Vv. 1—9. Aunque el camino del error es un camino dañino, muchos son los que siempre están listos para andar por él.—Estos seductores usan palabras fingidas, y engañan los corazones de sus seguidores. Los tales ya están condenados y la ira de Dios está sobre ellos. El método habitual de Dios para proceder se muestra con ejemplos. Los ángeles fueron derribados de toda su gloria y dignidad, por su desobediencia. Si las criaturas pecan, aun en el cielo, deben sufrir en el infierno. El pecado es la obra de las tinieblas, y las tinieblas es la paga del pecado. El que evita que el agua y el fuego dañen a su pueblo, Isaías 53:2, puede destruir también a sus enemigos; ellos nunca están a salvo. —Cuando envía destrucción al impío, Dios manda liberación para el justo. En malas compañías no podemos obtener sino culpa o tristeza. Que los pecados de los demás sean tribulación para nosotros. Pero es posible que los hijos del Señor vivan entre los más profanos, pero retengan su integridad; hay más poder en la gracia de Cristo y su morada en ellos que en las tentaciones de Satanás, o que en el ejemplo del malo, con todos sus terrores o seducciones. En nuestras intenciones e inclinaciones a cometer pecado podemos encontrarnos con raros impedimentos, si los notamos. Cuando pretendemos hacer el mal, Dios envía muchos estorbos para detenernos, como diciendo: Cuidado con lo que hacéis. —Su sabiduría y poder lograrán con toda seguridad los propósitos de su amor, y los compromisos de su verdad; aunque los impíos suelen escapar del sufrimiento aquí, es porque son conservados para el día del juicio, cuando serán castigados con el diablo y sus ángeles.
Vv. 10—16. Los seductores impuros y sus seguidores incondicionales se entregan a sus propósitos carnales. Rehúsan llevar cautivo cada pensamiento a la obediencia a Cristo, actúan contra los preceptos justos de Dios. Andan en pos de la carne, van por rumbos pecaminosos y alcanzan los mayores grados de impureza y maldad. Además, desprecian a los que Dios ha puesto en autoridad sobre ellos, y a quienes requiere que honren. —Las cosas temporales externas y buenas son la paga que los pecadores esperan y se prometen a sí mismos. Nadie tiene más razón para temblar que los que son osados para entregarse a sus lujurias pecaminosas, por presumir de la gracia y la misericordia divina. Ha habido muchos y hay, que hablan a la ligera de las restricciones de la ley de Dios y no se consideran obligados a obedecerla. Que los cristianos se aparten de los tales.
Vv. 17—22. La palabra de verdad es el agua de vida que refresca las almas que la reciben, pero los engañadores diseminan y promueven el error, y quedan vacíos porque no hay verdad en ellos. Como las nubes impiden el paso de la luz del sol, así estos oscurecen el consejo con palabras en que no hay verdad. Viendo que tales hombres aumentan las tinieblas en este mundo, es muy justo que la neblina de las tinieblas sea su porción en el venidero. En medio de su hablar de libertad, estos hombres son los esclavos más viles; sus propias lujurias ganan la victoria absoluta sobre ellos, y en realidad están esclavizados. Cuando los hombres están enredados, los vencen con facilidad; por tanto, los cristianos deben mantenerse cerca de la palabra de Dios y velar contra todos los que procuren confundirlos. —El estado de apostasía es peor que el estado de ignorancia. Dar un mal informe sobre el buen camino de Dios, y una falsa acusación contra el camino de la verdad debe exponer a la condenación más pesada. ¡Qué temible es el estado aquí descrito! Pero aunque tal caso sea deplorable, no está totalmente desprovisto de esperanza; el leproso puede ser limpiado y hasta el muerto puede ser resucitado. ¿Te causa pesar tu desvío? Cree en el Señor Jesús y serás salvo.

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