AMOS 6:4-7 – PORQUÉ SE ESFUERZA TANTO LA GENTE?
En muchos países, nuestra generación está pasando
a nuestros nietos naciones endeudadas y con grandes problemas. Pensamos en el
mundo en el cual ellos vivirán. Observando lo que sucede en la actualidad
habría que concluir que el futuro tendrá días difíciles para la supervivencia. Cuáles
fueron los pecados que destruían a una nación? El primero fue mencionado en el
versículo 4, que dice lo siguiente:
"Duermen en camas de marfil y reposan sobre sus lechos; comen los
corderos del rebaño y los novillos sacados del establo"
Aquí en realidad se mencionaron dos pecados: el
sexo ilícito y la glotonería, pecados de la naturaleza humana.
Continuemos leyendo en el versículo 5 de este
sexto capítulo, donde se mencionó el segundo pecado nacional de aquel pueblo:
"Gorjean al son de la flauta e inventan instrumentos musicales, como
David"
El auge de la música no ha sido la característica
exclusiva de una época en particular. La creatividad en este arte ya operaba en
aquellos días. Pero la música no era utilizada como lo había sido en los
tiempos de David. El rey David era un genio cuya música fue creada para dar
alabanza y honra a la gloria de Dios. En cambio, en un ambiente de idolatría,
de adoración a ídolos, la música era una influencia para que la gente se
continuara apartando de Dios y de la adoración a Dios.
Ahora el texto nos lleva al tercer pecado de
ámbito nacional de aquel pueblo. Leamos el versículo 6 de este sexto capítulo
del libro de Amós:
"Beben vino en tazones y se ungen con los perfumes más preciosos,
pero no se afligen por la ruina de José."
Aquí se aclaró que bebían vino en tazones, no en
vasos normales. Por la forma en que los describe aquí, se estaba hablando de
alcohólicos.
También se añadió que se perfumaban con las
esencias más finas y el profeta además aclaró pero no se afligen por la ruina
de José, lo que estaba contribuyendo a destruir la nación era la embriaguez.
Realmente el elevado consumo de alcohol y de
drogas, así como los otros pecados mencionados anteriormente, son todos ellos,
factores decisivos para la destrucción de una sociedad.
Los pecados cometidos por la influencia de las
pasiones humanas han provocado la descomposición de la sociedad, afectando a su
misma estructura y desarrollo, alterando gravemente la convivencia entre las
personas, el respeto a los valores morales mínimos, y promoviendo conductas de
desobediencia a las leyes.
El mensaje del profeta Amós se hizo realidad, y
se cumplió en su tiempo. El reino de Israel o del norte fue destruido y
conducido al cautiverio.
En el versículo 4 vimos que entre los pecados de
los israelitas se especificaron la glotonería y el sexo ilícito.
En el versículo 6 se enfatizó que la situación de
desenfreno se expresó en la música, cuya práctica estaba influenciada por el
paganismo, es decir, por la idolatría que había llevado a aquel pueblo a la
adoración de los ídolos, y que servía como marco para la práctica de los
pecados que hemos mencionado.
Era una filosofía de vida que se expresó muy bien
en aquel antiguo lema, que decía "comamos y bebamos, que mañana
moriremos".
Todo esto que estamos diciendo pone de relieve
una realidad innegable e ineludible sobre el corazón humano, es decir, sobre el
centro de nuestra vida emotiva y emocional. Uno podría apropiarse de todo el
mundo, de todas las riquezas y recursos, de todo el poder disponible, de todos
los placeres, de todos los honores, afectos y adhesión de las personas y aún
así, permanecería insatisfecho. ¿No es cierto que esta conclusión resulta
interesante y merece una reflexión? Los escritores de la Biblia no eludieron
este problema. El rey Salomón, que ciertamente exploró la ciencia y la
sabiduría de su tiempo en la búsqueda de la plenitud de la experiencia humana.
Llegó entonces a conclusiones similares a las de las personas de nuestro
tiempo.
En el libro de los Proverbios, capítulo 27,
versículo 20 encontramos estas reflexiones: La muerte, el sepulcro y la
codicia del hombre jamás quedarán satisfechos. Y en el libro del Eclesiastés,
capítulo 1, versículo 8; Todas las cosas hastían más de lo que es posible
expresar. Ni se sacian los ojos de ver, ni se hartan los oídos de oíros.
En Santiago capítulo 4, versículo 2:
Codiciáis y no tenéis; matáis y ardéis de envidia y nada podéis alcanzar;
combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
El problema, estimado hermano, es que se está
buscando la satisfacción, el pasarlo bien, en cualquier cosa, en cualquier
factor o circunstancia humana que no sea Dios. Y, en consecuencia, el
resultado es siempre el mismo: Vacío interior, frustración, desilusión,
amargura y frustración.
Y la respuesta viene desde la Biblia. En el
Antiguo Testamento, el Salmo 1 nos responde que la experiencia de la persona
que nutre su vida con la Palabra de Dios, se resume en las siguientes palabras:
Será como un árbol firmemente plantado junto a corrientes de aguas, que da su
fruto en su tiempo y su hoja no se marchita; en todo lo que hace, prosperará.
Pero el salmista también advierte: "En cambio, los malvados son como la
paja arrastrada por el viento".
CONCLUSIÓN
Estimado hermano, le invitamos a preguntarse: ¿a
cuál de estos dos vidas se parece la mía? Porque en el Nuevo Testamento, el
mismo Señor Jesucristo, refiriéndose a todas las cosas en las que el ser humano
deposita su ansiedad y por las cuales lucha, dijo: Buscad primeramente el reino
de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mateo 6:32). Y
más adelante, como podemos leer en Juan 6:53) dijo, El que en mí cree, tiene
vida eterna. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este
pan, vivirá para siempre. Como el vino a morir, resucitar y hacer posible que
por la fe recibamos la vida eterna, a la vez que vivamos una vida de calidad
humana y espiritual, también dijo: He venido para que tengan vida, y para que
la tengan en abundancia (Juan 10:10).
Y aquí, estimado oyente, vamos a detenernos por
hoy. Pero antes, le sugerimos leer todo este capítulo 6 de Amós, para que pueda
estar mejor preparado para nuestro próximo estudio.